El circo
El padre y la madre estaban al frente del grupo, de pie, orgullosos. La madre, de la mano de su marido, lo miraba como diciendo: " Eres mi caballero de brillante armadura". Él sonreía, henchido de orgullo y mirándola como si respondiera: " Tienes razón ".
La empleada de la ventanilla pregunto al padre cuantas entradas quería. Él respondió con orgullo: "Por favor, deme ocho entradas para menores y dos de adultos, para poder traer a mi familia al circo". La empleada le indico el precio.
La mujer soltó la mano de su marido, ladeo su cabeza y el labio del hombre empezó a torcerse. Este se acerco un poco mas y pregunto: "¿ Cuánto dijo?".
La empleada volvió a repetirle el precio.
¿ Cómo iba a darse vuelta y decirle a sus ocho hijos que no tenia suficiente dinero para llevarlos al circo?.
Viendo lo que pasaba, papá puso la mano en el bolsillo, saco un billete de veinte dólares y lo tiro al suelo. (Nosotros no éramos ricos en absoluto. Mi padre se agacho, recogió el billete, palmeo al hombre en el hombro y le dijo: " Disculpe, señor, se le cayo esto del bolsillo".
El hombre se dio cuenta de lo que pasaba. No había pedido limosna, pero sin duda apreciaba la ayuda en una situación desesperada, angustiosa e incomoda. Miro a mi padre directamente a los ojos, con sus dos manos le tomo la suya, apretó el billete de veinte dólares y con labios trémulos y una lagrima rodándole por la mejilla, replico: " Gracias, gracias señor. Esto significa realmente mucho para mi familia y para mí".
Papa y yo volvimos a nuestro auto y regresamos a casa. Esa noche no fuimos al circo, pero no nos fuimos sin nada...
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