Luz Para el Camino.
Había una vez, hace cientos de años, en una ciudad de Oriente, un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida.
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella.
En determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce.
Se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo. Entonces, le dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves...
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mi...
- No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil...Muchas veces en vez de alumbrar oscurecemos mucho más el camino de los demás...¿Cómo? A través del desaliento, la crítica, el egoísmo, el desamor, el odio, el resentimiento...
3 comentarios:
No veas cómo desearía yo que todo fuera como dices!! Que todos alumbraramos el camino a los demás. Que preciosidad!! Que moraleja tan enorme encuentras en estas pocas palabras!!!
Bueno, a intentar coger el candil con fuerza e ir distribuyendo la luz a los demás!! A ver si granito a granito conseguimos crear un mundo mejor!!!
Un besazo!!!
Muy cierto, lástima que hoy en día es un poco dificil mantener despierta esa luz que alumbra caminos. Un bonito texto para reflexionar Ale. Se trata de ir no solamente alumbrando nuestro camino sino tambien regalando un poco de nuestra luz a los demás para que ellos también puedan alumbrar el camino de los demás. Saludos
Gracias mis amigos, me alegra que les haya gustado esta reflexión tanto como a mi!!!
Bsos.
Publicar un comentario