jueves, 29 de marzo de 2007

El Árbol del los Amigos.

Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestros caminos. Algunas recorren el trayecto a nuestro lado, viendo pasar mucha lunas, pero otras apenas las vemos entre un paso y el otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez, cada hoja de un árbol caracteriza a uno de nuestros amigos. Los primeros que nacen del brote son nuestros “amigos Papá y Mamá”, que nos muestran lo que es la vida.

Después vienen los "amigos Hermanos", con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien.

Además, el destino nos presenta a otros amigos, que no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino.

A muchos de ellos los denominamos "amigos del alma", del corazón. Son sinceros, son verdaderos, son únicos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace falta y nos hacen felices. Y a veces, uno de esos amigos del alma "estalla" en nuestro corazón, y pasa a convertirse en un "amigo Enamorado". Eso da brillo a nuestros ojos, música a nuestro corazón, saltos a nuestras ilusiones.

También existen aquellos amigos "por un tiempo"; quizás por unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos suelen colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Y hablando de cerca, no podemos olvidar a "amigos distantes", a aquellos que están el la punta de las ramas y que, cuando el viento sopla, siempre aparecen entre una hoja y otra. Nuestras hojas, varias nacerán en otro verano y otras permanecerán muchas estaciones.

También existen las hojas que nos dejan. Éstas se van, caen y su recuerdo alimenta nuestro ser, volviéndonos más fuertes.

Pero las que nos dejan más felices son aquellas que no cayeron, que continúan cerca, alimentándonos con su amistad. Son recuerdos de esos momentos maravillosos, cuando se cruzan en nuestro camino.

Cada persona que pasa por nuestra vida es única y siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros. Tal vez haya quienes se llevaran mucho, pero no habrá ni una sola que no deje algo. Esa es la mayor responsabilidad de nuestra vida, y prueba evidente de que:

LAS ALMAS NUNCA SE ENCUENTRAN POR CASUALIDAD.

2 comentarios:

Violeta J. dijo...

Precioso!! De veras que cada vez que leo algo en tu blog, me llevo después todo el día pensando en ello. Nunca había pensado en la amistad como un gran arbol, pero ahora que lo dices, tiene mucho en común. Mi ilusión sería convertirme en un arbol de hojas perennes y contar siempre con todos mis amigos. Aunque tu estés lejos, que sepas que eres una hojita que vive muy cerca de mi corazón. Un beso:
Violeta (vivet)

Alejandra dijo...

Gracias cariño!!! de corazón digo lo mismo, eres una de esas hojitas que está casi que en el extremo más lejano del árbol, pero que a su vez crece muy fuerte y estoy segura que no se caerá con las estaciones. Estoy segura que en el futuro el sueño de conocer en persona a todos esos amigos que están lejos se hará realidad, y nos daremos un abrazo de amistad, como si nos conociésemos de toda la vida!!!

Besos mil!!!