viernes, 15 de junio de 2007

La bomba de agua


Cuentan que un cierto hombre estaba perdido en el desierto, a punto de morir de sed.

Cuando él llegó a una casita vieja -una cabaña que se desmoronaba- sin ventanas, sin techo, golpeada por el tiempo.

El hombre deambuló por allí y encontró una pequeña sombra donde se acomodó, huyendo del calor del sol desértico.
Mirando alrededor, vio una bomba a algunos metros de distancia, muy vieja y oxidada.

El se arrastró hasta allí, agarró la manija, y empezó a bombear sin parar.

Nada ocurrió. Desanimado, cayó postrado hacia atrás y notó que al lado de la bomba había una botella. La miró, la limpió, removiendo la suciedad y el polvo, y leyó el siguiente mensaje:

"Primero necesitas preparar la bomba con toda el agua de esta botella, mi amigo"
PD.: "Haz el favor de llenar la botella otra vez antes de partir."
El hombre arrancó la rosca de la botella y, de hecho, tenía agua.

¡La botella estaba casi llena de agua! De repente, él se vio en un dilema:

Si bebía el agua podría sobrevivir, pero si volcase el agua en la vieja bomba oxidada, quizá obtuviera agua fresca, bien fría, allí en el fondo del pozo, todo el agua que quisiera y podría llenar la botella para la próxima persona... pero quizá eso no salga bien.
¿Qué debería hacer? ¿Volcar el agua en la vieja bomba y esperar el agua fresca y fría o beber el agua vieja y salvar su vida?
¿Debería perder todo el agua que tenía en la esperanza de aquellas instrucciones poco confiables, escritas no se sabía cuando?
Con temor, el hombre volcó todo el agua en la bomba. Enseguida, agarró la manija y empezó a bombear... y la bomba empezó a chillar. ¡Y nada ocurrió! Y la bomba chilló y chilló.

Entonces surgió un hilito de agua; después un pequeño flujo, ¡y finalmente el agua salió con abundancia! La bomba vieja y oxidada hizo salir mucha, pero mucha agua fresca y cristalina. Él llenó la botella y
bebió de ella hasta hartarse. La llenó otra vez para el próximo que por allí podría pasar, la enroscó y agregó una pequeña nota al billete preso en ella: "¡Créeme, funciona! ¡Necesitas dar todo el agua antes de poder obtenerla otra vez!"

Podemos aprender cosas importantes a partir de esa breve historia:

1. Ningún esfuerzo que hagas será valido, si lo haces de la manera equivocada. Puedes pasar toda tu vida intentando bombear algo cuando alguien ya reservó la solución para ti. ¡Pon atención a tu alrededor!


2. ¡Aprende mirar adelante y comparte! Aquel hombre podría haberse hartado y olvidarse de que otras personas que necesitasen del agua pudiesen pasar por allí. Él no se olvidó de llenar la botella y todavía supo dar una palabra de incentivo. Preocúpate con quien está cercano a ti, recuerda: sólo podrás obtener agua si la das antes. Cultiva tus relaciones, ¡y da siempre lo mejor de ti

3 comentarios:

Violeta J. dijo...

Oleeee!! Que bonita historiaaaa!!!! Me gustó muchisimo!!! Ves?? No me he ido todavia, y me ha dado tiempo a escribirte un par de lineas.
Cuidate, se mala, jaja, y cuentame todo por email o carta.
Se tei quiere mi niña!!!!!

Alejandra dijo...

Mi viooooooooooleeeeeee!!! y yo que ya me estaba haciendo la idea de que no te iba a leer por aquí en muuuuuuuuchas semanas :.( Ainnnsss si desde ya se te echa de menos!!! Gracias por pasar por mi blog antes de irte a tus vacaciones, y como ya te he dicho unas mil veces, cuídate mucho y disfruta!

Besos y cariños guapisima!

Soros dijo...

¿De dónde sacas estas historias tan aleccionadoras?
En cualquier caso no está nada mal por el dilema que presenta entre la fe y el egoismo...
Parece que lo de trinca el dinero y corre no va contigo, ja ja ja
Un cordial saludo,